domingo, 5 de julio de 2009

El artículo del domingo: Otras formas de leer (I)

El libro electrónico


Durante los últimos meses la expresión “libro electrónico” se ha ido arraigando en el vocabulario habitual de muchos españoles, y no sólo de tecnoadictos deseosos de encontrar un nuevo artilugio electrónico para lanzarse a por él sino por sectores mucho más amplios que ven en el invento una gran revolución editorial y una pequeña revolución social y cultural.


Sin embargo aun son muy pocas las personas en este país que se han decidido a comprar un “e-reader” un lector de libros electrónico. Para entender por qué resulta un objeto de deseo para tanta gente y por qué, a pesar de esto, su implantación está siendo tan lenta aquí frente a lo que ocurre en otros países, como Estados Unidos, se analizan a continuación algunas de sus claves.


Tecnológicamente hablando, se entiende por libro electrónico el soporte, el gadget electrónico, que permite almacenar en su interior una biblioteca y poder leerla. El mercado de este producto no es muy amplio todavía pues es una tecnología en pañales, pero ya existen varias grandes marcas que comercializan su lector y su propio sistema. Los más importantes en este momento son los siguientes:


Cybook gen 3. Es de Bookeen, su capacidad de almacenamiento es de 8000 páginas, es compatible con los formatos txt, pdf, html, jpeg, gif, png, Mobipocket, prc y PalmDoc, y cuesta 280 euros. Más información en: www.libreriacamara.com, www.apoloxxi.com, www.bookeen.com

Digital reader 1000s. Es de IRex Tecnologies, su capacidad de almacenamiento es ampliable de 128 MB a 1 GB con tarjeta SD, es compatible con los formatos txt, pdf, html, jpeg, gif, bmp, tiff y Mobipocket, y cuesta 749 dólares. Más información en www.apoloxxi.com

Hanlin v3 (Papyre). Es de Jinke, su capacidad de almacenamiento es de 10000 páginas (512 MB ampliables hasta 8 GB), es compatible con los formatos txt, pdf, html, doc, jpeg, gif, bmp, rtf, epub, Wolf, lit, chm, fb2, djvu y ppt, y cuesta 300 euros. Más información en: www.papyre.com, www.grammata.es, www.apoloxxi.com

Kindle 2. Es de Amazon, puede almacenar 1500 libros (2 GB), es compatible con los formatos txt, pdf, html, doc, jpeg, gif, png, bmp y mp3, y cuesta 359 dólares. Más información en www.amazon.com

Reader digital book prs-700. Es de Sony, puede almacenar 350 libros (420 MB), es compatible con los formatos txt, pdf, doc, jpeg, gif, bmp, BBeB y ePub y cuesta 499 euros. Más información en www.sonystyle.com, www.apoloxxi.com


Lo que comparten estos lectores es que permiten almacenar una gran cantidad de documentos (libros, artículos, notas, publicaciones periódicas, etc.) en un único dispositivo, cuyas dimensiones y peso lo convierten en ideal para transportar y con una ventaja adicional en su modelo de visualización: algunos de ellos utilizan tinta electrónica, sistema que no daña la vista.


Un rasgo que les distancia es que cada uno utiliza una tecnología diferente, una tecnología propietaria específica que lucha por imponerse a las demás para ser el estándar internacional. Éste es, probablemente, el mayor problema que tienen los lectores de libros electrónicos de cara a su comercialización: muchas personas no se arriesgan a comprar un dispositivo en espera de que se imponga una tecnología concreta y evitar que se repita lo que sucedió con los vídeos beta y vhs.


Para los particulares el uso de estos dispositivos presenta ventajas y algún inconveniente. Tres de las ventajas principales son que permiten transportar cómodamente una biblioteca completa, consultarla de manera rápida y adquirirlo a un precio asequible. Dos de las carencias que deben solucionarse son la limitación de horas de lectura y la cuestión de la simultaneidad de documentos abiertos.


La situación del libro electrónico dentro del contexto del sector editorial y dentro del contexto de las unidades de información es bien diferente, pues carece del atractivo que los particulares le encuentran.


Si atendemos a aspectos como los canales de ventas y las ferias especializadas, el mundo editorial no parece haber acogido con los brazos abiertos esta nueva tecnología. Los canales predominantes siguen siendo los tradicionales, como la venta a través de librerías, siendo minoritarias ventas por Internet y nulas las ventas en soporte electrónico. Por otra parte, a juzgar por lo visto en la última Feria del Libro de Madrid (quizá la más representativa del país), la industrial editorial no está por la labor de aceptar esta tecnología y de adaptarse a la nueva realidad que ésta supone: ni una sola de las casetas estaba dedicada al libro electrónico, ni tampoco a las editoriales electrónicas, que ya empiezan a establecerse en España.


Lo que ocurre con las unidades de información, sobre todo con las bibliotecas, es una encrucijada existencial, en la que tienen una participación fundamental factores como:

Los cánones aplicados (más bien, por aplicar en un futuro próximo) sobre los libros en su formato tradicional (papel), lo que supone una mella presupuestaria importante.

La competencia de Google, que ha hecho disminuir escandalosamente la consulta de materiales de referencia, libros técnicos e incluso literatura.

Ahora, el cambio de formato del libro, que implica reorganizar los servicios bibliotecarios en su totalidad: formas de almacenamiento, dispositivos de lectura, software de “préstamo” y “devolución”, y así hasta llegar a un elemento que supondrá el cambio radical de las bibliotecas y es el hecho de la virtualización completa, la no necesidad de estar presente físicamente en la biblioteca para acceder a sus fondos.


Estos factores unidos a la falta de iniciativas públicas y privadas orientadas a la adaptación a los nuevos formatos y a los cambios de los modelos tradicionales, hacen que las bibliotecas (y las unidades de información, en general) estén simplemente atascadas, inamovibles, paralizadas.


Cuando el cambio llegue (que llegará de manera inevitable) tanto el sector editorial como el mundo bibliotecario vivirá un auténtico impacto, como un meteorito gigante estrellándose contra la Tierra.


Afortunadamente, no es así en todas partes. En otros lugares la situación se pinta de muy diferente forma y tal vez el caso más representativo en la actualidad es el de California donde el gobierno estatal ha decidido que a partir de agosto de 2010 todos los estudiantes universitarios tendrán libros electrónicos sustituyendo los tradicionales, para conseguir un ahorro económico significativo y facilitar la labor de estudiantes y docentes.


El libro electrónico no es un enemigo sino un aliado para los amantes de la lectura y también para los que tienen que consultar muchas fuentes (estudiantes, investigadores) o simplemente gustan de leer la prensa diaria. Es un nuevo canal, o un canal modificado, complementario de los libros en papel y que ofrece un conjunto de ventajas acorde a las necesidades actuales.